La geisha de los ojos azules
En el año 1960 Liza Dalby era una estudiante Americana de 16 años que se fue a Japón con un programa de intercambio en la escuela.
Allí le conquistó el sonido del shamisen, un instrumento musical tradicional japonés. Los padres de la familia con la que vivía en Saga, al sur de Japón, le facilitaron el tomar clases de dicho instrumento.
Ocho años después, fascinada aun por la cultura Japonesa estudió antropología e hizo su estudio de campo en Japón, acerca de las geishas. Se fue un año a Kyoto donde entrevistó a numerosas geishas. Después de un tiempo allí y gracias a su habilidad para tocar el shamisen, fue invitada por una casa de geishas a ejercer como una geisha más. De esta forma podría entender la vida de las geishas desde la experiencia propia.

Su idea inicial no era ser una geisha, solo estudiarlas, pero cuando la Okaasan (madre) de una casa de geishas de la zona de Potocho le invitó, Liza no lo dudo.
Normalmente el entrenamiento para llegar a ser geisha dura entre 3 y 5 años y se comienza con edades como 17 años. A estas “aprendices de geisha se las conoce con el nombre de Maiko. Liza tenía 24 años por aquel entonces, así que debutó directamente como geisha debido a su edad y a su habilidad con el shamisen. Su nombre de geisha sería Ichigiku y su hermana mayor sería Ichiume. Se convertiría así en la primera geisha extranjera. Muy pronto sería conocida como “la geisha de los ojos azules”.
El libro
En el libro de Geisha, Liza nos explica detalladamente todo lo que rodea al mundo de las geishas. Liza piensa que las geishas están muy malinterpretadas en la sociedad occidental porque no tenemos una figura que se le parezca. En occidente nos cuesta entender el funcionamiento de una comunidad de mujeres que trabajan entreteniendo hombres y que no son prostitutas.
La realidad que expone Liza en su libro es que ser geisha no es un trabajo, es un arte, y no es algo de lo que puedas desconectar al salir del “trabajo”. Ser geisha implica una forma de vida y completamente diferente de cualquier otra. Si se es geisha, se es las 24h del día.
“Si para una geisha el arte es vida, también es cierto que su vida debe convertirse en arte. Una geisha se esfuerza por llegar a ser alguien tan impregnado de su arte que cualquier cosa que hace está llena de él, incluida su forma de caminar, de sentarse y de hablar. Para que este ideal se haga realidad, es necesaria una constante vigilancia hasta que el comportamiento requerido y los modales profesionales se conviertan en una segunda naturaleza. Perfeccionar la vida de una y convertirla el una obra de arte, por muy altisonante que pueda parecer a los japoneses, es la idea que se esconde detrás de la disciplina de una geisha.
Las geishas son algo más que simples entretenimientos tradicionales. No se limitan a ponerse el quimono a las seis de la tarde para acudir corriendo al trabajo; las distintas facetas de su vida constituyen un todo. El tiempo por el que les pagan, las horas que pasan en los banquetes junto a los clientes, solo constituye el aspecto más obvio de sus vidas profesionales.. Lo que una geisha lleva a la sala de banquetes es una elegancia que ha sido cultivada, como si se tratara de una extraña orquídea, en el ambiente especial del mundo de a flor del sauce. Sea lo que sea lo que tienen de especial las geishas, que las impregna de cierta mística, surge porque viven apartadas de la sociedad. Actualmente, los muros de su mundo son el arte y la disciplina.”
Las geishas antiguamente estaban siempre a la cabeza de la modernidad en cuanto a moda y artes. Hoy en día eso ha cambiado y las geishas son el icono de lo tradicional en Japón. Si han llegado a sobrevivir a los tiempos actuales es precisamente por eso, por firmes defensoras y obras vivientes de la tradición.
La convivencia diaria con sus hermanas geishas y su okaasan y su trabajo como geisha, le enseñó una parte de la posición social de las geisas en Japón muy difícil de descubrir por cualquier turista. Todos los matices, la vestimenta, las relaciones entre ellas y con los clientes, las fiestas, el comportamiento de los hombres, la tolerancia de las mujeres de sus clientes, las diferencias entre diferentes zonas de geishas… Todo estos aspectos quedan plasmados con todo lujo de detalles en su libro Geisha que no debes dejar de leer.
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Marzo 2018
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